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  • Un libro de mártires americanos, 2017

    Joyce Carol Oates

    Estados Unidos

    ¿Por qué la elección?

    El solo título de Un libro de mártires americanos, novela portentosa de la estadounidense Joyce Carol Oates (1938), anuncia ya una “guerra santa” donde las personas matan y mueren por sus creencias. Dicha guerra –lo dicen los mismos personajes– existe desde hace tiempo en Estados Unidos y ocupa todos los espacios de la vida: cada ciudadano parece obligado a tomar partido en el cisma entre racionalismo y dogmatismo religioso. En todos los frentes se libran batallas, pero una particularmente excluyente es aquella por la legalidad del aborto. He ahí “el tema emocional por excelencia, el grito de guerra”, tal como afirma una mujer del bando racional, puesto que quienes defienden la maternidad deseada desafían el patriarcalismo cristiano y, sobre todo, denuncian el hecho de que la “libertad” que se pregona en aquel país no es un derecho, sino un privilegio.

    El relato sigue las vidas de dos mártires y sus respectivas familias: por un lado Gus Vorhees, médico obstetra idealista y librepensador; por el otro Luther Dunphy, cristiano devoto y autoproclamado “soldado de Dios”, condenado a muerte tras asesinar a Vorhees afuera de una clínica para mujeres. Paradójicamente, en esta batalla por la autonomía femenina el protagonismo lo acaparan dos hombres pagados de sí mismos, mientras que las mujeres, inermes frente a la grandilocuencia y la testarudez masculinas, conforman un discreto y complicado telón de fondo.

    La justicia poética del libro radica, precisamente, en contrarrestar la aparatosa épica del martirio con las experiencias de las mujeres que les sobreviven: sus viudas, sus madres y, sobre todo, sus hijas, herederas de un dolor indecible y verdaderas heroínas del relato, unidas al final en un abrazo intenso y consolador. Asignando la proporción justa a las causas que enarbolan los mártires, Oates nos recuerda que la lucha por la libertad y la autonomía también se libra en los territorios más íntimos, y que la deliberación avanza poco cuando es cooptada por la animosidad masculina.

    Ficha técnica

    “¿Cómo sabes cuándo Dios te ha elegido para comportarte de una manera que suponga una desobediencia al Estado?
    ¿Cómo sabes que es el deseo de Dios que arrebates la vida a otra persona por tu propia mano?”

    […]

    “Una viuda existe para los ojos de los espectadores. Para sus propios ojos es muy probable que sea invisible.”

    […]

    “Para consternación de Naomi, el rostro de su madre era un espejo. Casi su rostro en el de Jenna. Pero un rostro cansado, apagado, desconcertado. Y en los ojos, por un instante, algo como el vacío opaco de la ausencia de reconocimiento.”

    […]

    “Siempre he amado la privacidad, la soledad, ¡que es el gran lujo de una mujer!”

    […]

    “El aborto es moralmente neutral. Lo que importa es que una mujer tenga libertad para controlar su cuerpo, lo que significa libertad para equivocarse. Por lo menos se trata de sus propias equivocaciones. E incluso si algún aborto puede ser un error, no se trata de un error irremediable, porque la mayoría de las mujeres pueden volver a quedarse embarazadas.”

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