La Passion de Jeanne d'Arc, 1928
Carl Theodor Dreyer
Francia

¿Por qué la elección?
Porque del inabarcable cuerpo de obras visuales, audiovisuales, musicales y literarias que han sido inspiradas en Juana de Arco, La pasión de Juana de Arco de Carl Theodor Dreyer es, tal vez, la más conmovedora. Y lo es, quizás, porque antes que entregarnos el retrato de una mujer heroica, la descripción de una institución inquisidora o la crónica de una guerra, Dreyer decidió exigirnos vivir con ella su calvario.
Con una cinematografía tan precursora como impactante, esta joya del cine mudo –a la que muchos se refieren como la mejor película de la historia– se basa en las actas del juicio contra Juana de Arco en 1431, procesada por brujería, herejía, apostasía e idolatría. El proceso es narrado, pero lo relevante es la mirada de Juana. “Nada es comparable al rostro humano”, decía Dreyer. Cierto, nada es comparable al inagotable primer plano de la cara de Juana de Arco –Renée Falconetti– personificando el suplicio. Y nada es comparable, tampoco, a los primeros planos de sus verdugos personificando la crueldad.
Ficha técnica