¿Por qué la elección?

En Orlando, Sally Potter construye una bella adaptación cinematográfica de la novela homónima de Virginia Woolf. Con ambiciosas locaciones, elaborados vestuarios y oníricas puestas en escena, Potter nos propone un viaje en el tiempo, a través de varios siglos, para acompañar a Orlando en el fluir de su identidad.

La narración está dividida en capítulos separados por años y por temas: 1600, muerte; 1610, amor; 1650, poesía; 1700, política; 1750, sociedad y 1850, sexo. Durante la primera mitad de la película, las preocupaciones de Orlando tienen que ver con la herencia, el duelo, la melancolía, la soledad, la búsqueda y consiguiente pérdida del amor, la poesía. Su sensibilidad parece no tener cauce dentro de su identidad masculina. Con el corazón roto, decide emprender un viaje a Constantinopla en donde reside como embajador durante diez años. Luego de verse obligado a defender a la ciudad de una invasión, su masculinidad entra en una profunda crisis. En su intento por socorrer a un hombre herido, recibe una respuesta que lo desequilibra: “ese no es un hombre, es el enemigo”. Es después de este punto de inflexión que se despierta con un cuerpo femenino y comienza su transformación. En esta segunda etapa, Orlando se choca con prejuicios, cuestionamientos, pérdida de derechos y libertades e imposición de deberes y obligaciones sociales. Incluso cuando la narración viaja al presente de la enunciación, en 1992, su interacción con un hombre que pretende editar su novela evidencia la reticencia a aceptar la historia tal y como ella la cuenta, exigiéndole que la modifique para poder ser editada.

Testigo del respeto, la admiración y los privilegios que lo acompañan al ser hombre, lo es también del irrespeto, la desestimación y la exclusión al ser mujer. El cuerpo de Orlando es un campo de batalla. Se resiste a encajar en los roles y las estructuras que lo y la limitan. Suavidad y fluidez son las armas que usa para defender su derecho a ser aquello que une las contradicciones aparentes. En noventa minutos de película, Sally Potter logra condensar con impecable sensibilidad y eficacia la prisión de los géneros.