¿Por qué la elección?

Porque la fotografía de Francesca Woodman (1958-1981) nos revela la paradójica relación del patriarcado con el cuerpo femenino; esa mezcla de idealización y degradación, de adoración y desprecio. Al desnudar esta contradicción, Woodman crea significados y aporta nuevos sentidos para lo femenino. Asume, sobretodo, el poder de dar sentido, un sentido del que las mujeres eran solo depositarias. Con un trabajo de 500 fotografías realizadas a lo largo de su cortísima vida, Francesca Woodman desafía la mirada masculina en la fotografía y la pasividad de las mujeres como sujetos disponibles para la observación y el placer del otro. En sus autorretratos, Woodman evidencia una lúcida e irreverente mirada sobre la incomodidad y los límites del cuerpo, dispone de objetos estereotipados y combate el escrutinio de las mujeres sobre sí mismas.