La teta asustada, 2009
Claudia Llosa
Perú

¿Por qué la elección?
Fausta vive inmersa en el terror y el aislamiento. Su presente está obstruido por sus padecimientos físicos, por la profunda incomprensión de quienes la rodean y por el duelo por su madre, a quien lucha por enterrar. Fausta lleva inscripto en su cuerpo el miedo de las generaciones anteriores. Tiene dentro suyo un símbolo, una práctica tradicional, que cree que la protege del abuso, pero la enferma aún más. Carga con el peso de la guerra, la exclusión social, el desplazamiento, la violación y las huellas del conflicto armado que azotó al Perú entre 1980 y 1992. Conflicto que fue particularmente cruel con los grupos indígenas, acrecentando la tradicional marginación de las comunidades quechua parlantes.
La voz de Fausta es apenas audible, pero su canto la conecta con su madre difunta y su lengua, el quechua. Es a través de las canciones que logra calmar sus penas, conectar con las historias de violación que sufrieron las mujeres de su vida y encontrar consuelo.
El deseo de enterrar a su madre de manera digna la lleva a conseguir un trabajo de servicio doméstico. Es allí donde conoce al jardinero que le ayudará a rehabilitar su traumática relación con los hombres. Juntos hablan en quechua y comparten el amor por las plantas y las flores.
En La teta asustada, premiada con el Oso de Oro de Berlín, Claudia Llosa hilvana un relato lleno de sutilezas y símbolos. Nos adentra en un mundo de rituales y costumbres ancestrales. De sufrimiento, celebración, vida y muerte. Las escenas trabajadas al detalle están cargadas de poesía, colores, reflejos y contrastes. La película es un viaje en búsqueda de la liberación, la recuperación de la memoria y el compromiso con la vida.
Ficha técnica