¿Por qué la elección?

Después de cruzarse con un grupo de jóvenes bailando “vogue” en Washington Square Park, Jennie Livingston decidió documentar la cultura del ballroom de finales de los años ochenta en Nueva York. Continuando la tradición que había comenzado durante los años veinte y treinta en Harlem, los balls eran espacios de reunión en los que homosexuales y transexuales latinos y afroamericanos organizaban concursos de belleza y caminaban la pasarela para ser vistos y juzgados por el público y un panel de jueces. El resultado de este encuentro es Paris Is Burning, un documental que captura un momento específico del exceso consumista de los años ochenta y su impacto en las relaciones de género, la sexualidad, la raza y la clase. Intercambiando imágenes del ballroom y la vida cotidiana en la ciudad con entrevistas a personajes cautivadores y extravagantes, la película construye una suerte de diccionario de términos y hábitos de esta rica contracultura.

Para muchas de las personas que participaban y asistían, el ball era uno de los pocos espacios seguros en los que podían expresar su sexualidad con libertad y participar era la única manera de acercarse a algo similar a la fama, la fortuna y el reconocimiento que veían afuera. Muchos de ellos vivían en condiciones de extrema marginalidad y pobreza, pero juntaban los pocos recursos que tenían para ser parte, por una noche, de la fantasía que los acercaba a una vida de lujos y ostentación.

Con profunda sensibilidad Paris Is Burning ilustra la sólida red de contención que eran estos espacios. Los relatos en primera persona dejan asentada la difícil realidad que los integrantes de esta comunidad debían afrontar en un mundo que no les ofrecía posibilidades, los marginaba y los negaba, obligándolos a monitorear cada movimiento para no levantar sospechas, suscitar críticas o producir reacciones violentas. Al presenciar las imponentes performances que parodian el “sueño americano”, vemos la alegría y la tenacidad con las que este grupo humano se autoafirmaba y se plantaba frente a las fuerzas que atentaban contra su existencia.