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  • Why I Didn't Become a Dancer?, 1995

    Tracey Emin

    Reino Unido

    ¿Por qué la elección?

    A los 13 empezó a dormir con hombres mucho mayores: de 19, 20, 25, 26 años. A los 15 ya los había tenido todos. El sexo, esa aventura con la que combatía el aburrimiento de ese pueblo sin perspectivas, encontró muy pronto sus límites: el patetismo de esos hombres, su absoluta ineptitud. La danza se le reveló entonces como un sustituto mayor, mejor. Ella era cuerpo y pensaba con su cuerpo: ahí residía la libertad, su soberanía. Ganaría entonces el concurso local, un premio la llevaría a Londres, bailaría en la televisión.

    Pero, en medio de su magnífico baile, esos mismos hombres, y otros más, silenciaron los aplausos con insultos. Tantos fueron los insultos que ya no había música. Ahora debía desaparecer, dejar atrás a esos hombres, abandonar ese pueblo, y empezar de nuevo a bailar. Esta es la mirada aguda y profunda de una chica de pueblo sobre su propia vida, una chica desinhibida y frontal que exhibe su precoz sexualidad y toda la violencia de la que fue víctima con ironía y desenfado. Afín al discurso feminista, aunque más orientada hacia la libertad subjetiva que hacia el manifiesto político, Tracey Emin es ella misma el material de su obra, una obra de naturaleza tan personal y expresada con tal honestidad, que alcanza la más conmovedora universalidad.

    Ficha técnica

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