
Ansia, 1998
Sarah Kane
Reino Unido
¿Por qué la elección?
Las primeras tres piezas teatrales de la británica Sarah Kane (1971-1999), escritas entre los veintitrés y los veintisiete años de edad, le valieron una inesperada reputación como “niña terrible” del teatro europeo de finales del siglo XX, debido a que en ellas la violencia física y sexual se disponían de manera brutal y directa tanto en el lenguaje hablado como en las indicaciones para la puesta en escena.
Hastiada de esa figura pública con cierto aire de “controversia” que se le había asignado, Kane estrenó su cuarta obra, Ansia, bajo el seudónimo de Marie Kelvedon, y en ella se alejó formalmente de la violencia explícita de sus primeros trabajos para inaugurar una especie de metafísica del horror donde no hay situaciones claras, ni divisiones por escenas, ni personajes definidos, ni indicaciones de montaje –más allá de algunos silencios y gritos–, sino solo palabras dichas desde un lugar de contención y delirio, compuestas en un tono casi lírico, con la más alta factura poética. Con ello inicia Kane una nueva ruta de exploración dramatúrgica que profundizará en 4.48 Psicosis, el último texto que escribió antes de suicidarse y que no alcanzó a ver puesto en escena.
En Ansia hay cuatro voces: C, M, B y A; dos masculinas y dos femeninas; dos adultas y dos muy jóvenes. Por momentos parece que se interpelaran entre sí, pero casi siempre dan la impresión de estar desconectadas unas de otras, al menos en lo que toca a una posible unidad de espacio-tiempo; de hecho, cada una parece dinamitarse y multiplicarse hacia adentro. En medio de una cascada de enunciados cortos, interrumpidos por largos monólogos de puntuación endiablada, va creciendo una noción de inminente soledad: se va instalando la idea de que el amor entre las personas es imposible porque todos cargamos heridas –algunas incluso heredadas– y miedos y trastornos y una terrible capacidad de destrucción y autodestrucción, haciendo que el límite entre el amor y la violencia –que puede llegar a ser brutal– sea casi indiscernible.
Ficha técnica
“A: Y estoy temblando, llorando por el recuerdo de ella, cuando me amaba, antes de que yo fuera su torturador, antes de que no hubiera espacio en mí para ella, antes de que no nos entendiéramos, de hecho desde el primer momento en que la vi, sus ojos sonriendo y llenos de sol, y yo me estremezco de dolor por aquel momento a partir del cual comencé a alejarme a toda velocidad.”
[…]
“C: Quiero sentirme físicamente como me siento emocionalmente / Famélica.
M: Abatida.
A: Rota.
C: Él me compra un kit de maquillaje, rubores y labiales y sombras. Y yo pinto mi cara con heridas y sangre y cortadas y chichones, y en el espejo con rojo intenso, FEA.”
[…]
“A: Yo soy la bestia al final de la cuerda.
C: Silencio o violencia.
B: La decisión es tuya.
C: No llenes mi estómago si no puedes llenar mi corazón.
B: Tú llenarás mi cabeza como solo puede hacerlo alguien que está ausente.
M: Juicio deteriorado, disfunción sexual, ansiedad, migraña, nerviosismo, insomnio, inquietud, náusea, diarrea, picazón, escalofríos, sudoración, espasmos.
C: Eso es lo que estoy sufriendo ahora.
M: Está bien.
B: No importará.
A: No importa.
C: Suéltame o apártame.
A: Nadie sobrevive a la vida.
C: Y nadie puede saber lo que es la noche.”