
Dentelladas de tigre, 2015
Lucia Berlin
Estados Unidos
¿Por qué la elección?
Dado que nunca gozó del reconocimiento alcanzado tras la publicación de Manual para mujeres de la limpieza, la titánica compilación póstuma de sus mejores cuentos, la estadounidense Lucia Berlin (1936-2004) vivió casi toda su vida en el anonimato. Pese a obtener cierto prestigio en un reducido circuito de editoriales pequeñas, se dedicó a todo tipo de oficios –desde telefonista hasta auxiliar de enfermería– para criar sola a cuatro hijos de tres matrimonios fallidos, mudándose de una ciudad a otra y batallando, además, con un obstinado alcoholismo.
Mientras tanto, no paró de escribir. Sus relatos bordearon con frecuencia lo que hoy se da en llamar “autoficción”: con un estilo directo y de asociaciones asombrosas, compuso fotografías cuyas figuras centrales fueron, casi siempre, mujeres más o menos extraviadas, más o menos enérgicas, que funcionaron como trasuntos de sí misma. Aunque distorsionadas, las anécdotas de su propia vida fueron el insumo de su escritura. «Exagero mucho, y a menudo mezclo la realidad con la ficción, pero de hecho nunca miento», afirma una de sus protagonistas, como ofreciendo una despistada declaración de principios que engloba la obra completa de Berlin.
Muestra contundente de dicho procedimiento es el cuento Dentelladas de tigre, que retrata con crudeza la realidad de los abortos clandestinos a mediados del siglo XX. Remitiendo a hechos comprobables de su propia biografía, Berlin narra la historia de Lou (claro apócope de “Lucia”), una joven de diecinueve años, recién divorciada y embarazada de su segundo hijo, que cruza la frontera desde El Paso hasta Juárez con el difuso objetivo de abortar en una clínica secreta. Allí se encuentra con decenas de estadounidenses como ella, forzadas a padecer la violencia obstétrica y la desprotección que deviene de una injustificada penalización. Lou se arrepiente pronto de su decisión y, obligada a pasar allí la noche, se convierte en atribulado testigo de las prácticas atroces que tienen lugar en la clandestinidad.
Ficha técnica
“A primera vista se notaba que todas estaban asustadas, incómodas, pero por encima de todo sumamente avergonzadas. De haber hecho algo terrible. Vergüenza. No se advertía ningún vínculo de empatía entre ninguna de ellas; mi llegada pasó prácticamente desapercibida.
[…]
Todas, sin excepción, estábamos solas. Las chiquillas quizá más todavía, porque a pesar de que dos de ellas lloraban, sus madres también parecían ajenas y distantes, con la mirada perdida, aisladas en su propia rabia y vergüenza.
Yo no quería abortar. No necesitaba abortar. Los distintos panoramas que imaginé para las demás mujeres que había en la habitación eran todos desoladores, historias espantosas, situaciones imposibles. Violación, incesto, asuntos feos de toda índole. Yo podía hacerme cargo de este bebé. Seríamos una familia. El bebé, Ben y yo. Una familia de verdad. Quizá sea una locura. Por lo menos es una decisión mía.”
[…]
“Luego el viaje prosiguió sin interrupciones. Nadie hablaba. Me moría de ganas de decir alguna tontería, como «¿No hace un día precioso?». Hacía un día precioso de veras, fresco y despejado, el cielo de un azul chillón mexicano
Sin embargo, en el coche reinaba un silencio impenetrable, cargado de vergüenza, d dolor. Solo el miedo había desaparecido.”