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  • Huaco retrato, 2021

    Gabriela Wiener

    Perú

    ¿Por qué la elección?

    El explorador judío-austriaco Charles Wiener quería ser francés y católico, pues a finales del siglo XIX su origen era ya una mácula en una sociedad que avanzaba peligrosamente hacia el antisemitismo. Autodenominado arqueólogo en un tiempo en que la arqueología era la punta de lanza del racismo científico, consigue su ciudadanía como recompensa por recolectar para el imperio francés un importante botín de piezas prehispánicas tras su paso por Perú, donde además tuvo un hijo no reconocido con una mestiza. Hoy en día esta colección se exhibe en París bajo el nombre de Wiener, no de los indígenas que labraron los huacos, y el linaje bastardo que dejó en América ostenta con orgullo su apellido de patriarca blanco.

    Esto narra en Huaco retrato la peruana Gabriela Wiener (1975), quien, por su parte, es la descendiente con mayores rasgos indígenas de la familia. Feminista, hija de comunistas y bisagra de una trieja poliamorosa radicada en Madrid, mantiene con su marido peruano y su esposa española una relación abierta sobre la base de unos acuerdos que, no obstante, ella contraviene con un romance clandestino en Lima, adonde viaja tras la muerte de su padre, de quien la misma autora cuenta que fue infiel a su madre durante buena parte del matrimonio.

    El precario equilibrio de la vida de Gabriela tambalea al poner en vilo su relación y ello la confronta con su herencia: algo en esa línea que va desde el tatarabuelo usurpador hasta el padre fraudulento le devuelve un reflejo de su propia traición, y algo en esa familia chocantemente orgullosa de su ascendencia europea le habla de sus propias razones para vivir en España y de su debilidad por las mujeres blancas y delgadas; en todo aquello se percibe el rastro del colonialismo que aún hoy atraviesa las estructuras sociales de Latinoamérica y Europa –donde ella misma ha sido discriminada– y perpetúa las desigualdades raciales y sexuales hasta los rescoldos más íntimos, incluso para una mujer tan combativa y disidente como Gabriela.

    Ficha técnica

    “¿Cómo querría papá que lo recordara yo? (…) ¿Aceptaría que le señalara su incoherencia como un compañero más del partido en una asamblea, la brecha entre su compromiso público y la ética de su intimidad, el no haber podido ser tan bolchevique en el amor como en la política?”

    […]

    “Entre una mujer blanca y un hombre latino soy la que padece la mordida del monstruo. En mis grupos feministas voy diciendo que soy la más oprimida de la casa. Nadie me cree porque gano más plata que ellos. Pero mi vida es lo que ocurre entre un hombre y una blanca.”

    […]

    “Hablamos sobre los y las follaindias y follanegras, blancos embargados de una culpa blanca que hace que se acerquen a nuestros cuerpos solo para fetichizarnos; pero también de lo que ocurre en nosotros, cuerpos racializados, por ese mandato, por haber aprendido que los cuerpos deseables son los blancos, delgados y normativos, mientras despreciamos lo que se parece a nosotros. La teoría me la sé. Pero cómo me la meto al cuerpo.”

    […]

    “He indagado a mi pesar en el trauma y, sospecho, viene de una época en que decidí que el sexo sería mi resistencia, mi poder, lo único mío, lo que reemplazaría al amor propio o ajeno, sobre todo al vacío; por eso soy incapaz de lidiar con el rechazo de mi cuerpo desnudo, acongojado y deseante.”

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