
La ridícula idea de no volver a verte, 2013
Rosa Montero
España
¿Por qué la elección?
Tras la muerte de Pablo, su pareja de más de dos décadas, la escritora y periodista española Rosa Montero (1951) cayó en un bloqueo creativo que no conjuró hasta que escribió La ridícula idea de no volver a verte. Su editora le había encargado escribir un texto sobre el diario que Marie Curie llevó durante el primer año de duelo por su marido Pierre, quien además era su compañero de trabajo y con quien compartió el premio Nobel que ganó en 1903, en reconocimiento por descubrir la radiación. La lectura del diario, así como la figura desbordante y la vida excepcional de la científica polaco-francesa, llevó a Montero a componer una extensa reflexión sobre los temas que la atravesaban por aquel tiempo, acerca de los cuales no había conseguido escribir: el feminismo, los lugares asignados socialmente a las mujeres, la herencia, la maternidad, los vínculos afectivos, las conexiones entre la escritura y la vida y, por supuesto, el duelo, en un sentido amplio pero también muy personal (si bien apenas se menciona la propia pérdida y la vida en común con Pablo).
Siguiendo el hilo de la biografía de Curie, el libro va en busca de las coincidencias entre aquella historia y la manera en que la autora mira el presente. Montero no para de sorprenderse por la forma en que la vida de una estricta mujer de ciencia de comienzos del siglo XX, de gesto severo y voluntad inquebrantable, enfrentada a desigualdades aún más férreas que las que prevalecen actualmente, resuena de manera misteriosa con su propia vida y le ayuda a formular preguntas que no había podido abordar antes desde la escritura.
Sin embargo, a pesar de la admiración que le despierta aquel personaje brillante, responsable de derribar barreras para sí misma y para otras mujeres, Montero no pierde de vista un hecho esencial: “no existe una sola vida sin su cuota de mugre, aunque sea en proporciones pequeñas”, y es precisamente esa mugre la que le permite humanizar a Curie e identificarse con una mujer por demás extraordinaria.
Ficha técnica
“Déjame que te diga cómo lo veo: nuestras madres vivieron atrapadas por el sexismo pero pudieron contemplar el cambio social, que sucedía delante mismo de sus ojos aunque ellas ya no pudieran beneficiarse de ello. ¡Y qué frustración debía de provocarles no haber podido gozar de las libertades de los nuevos tiempos por un margen tan fino! «Yo es que he nacido demasiado pronto», «Yo es que debería tener treinta años menos»: he oído a esas mujeres repetir estas frases una y otra vez. Entonces criaron a sus hijas, a varias generaciones de hijas, desde esa rabia y esa pena. Y nos llenaron los oídos con sus amargos pero hipnotizantes susurros; con palabras candentes como el plomo líquido: «No tengas hijos, no seas como yo, no te dejes atrapar en el papel doméstico, sé libre, sé independiente, haz por mí todo lo que yo no pude hacer».”
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“En la biografía que escribió sobre Pierre, Marie se enorgullece, con razón, de la complicidad e igualdad científica e intelectual que tenía con su marido: «Nuestra convivencia era muy estrecha: compartíamos los mismos intereses; el estudio teórico; los experimentos de laboratorio; la preparación de las clases y los exámenes.» Pero justo al lado, sin darse cabal cuenta de lo que dice, escribe: «Nuestros recursos eran muy limitados, así que yo debía de encargarme de la casa, además de cocinar.» O sea, lo compartían todo, menos el trabajo doméstico.”
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“Hago novelas cuyas peripecias no tienen nada que ver conmigo, pero que representan fielmente mis fantasmas; y ahora que con este libro he intentado decir siempre la verdad, quizá haya terminado haciendo en realidad mucha más ficción.”