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  • Foto: Santiago Hafford

    Las primas, 2007

    Aurora Venturini

    Argentina

    ¿Por qué la elección?

    Aurora Venturini (1921-2015) es un personaje imposible. Personaje, porque, cuando uno la ve y la oye hablar, contar, opinar, duda de si en verdad es una mujer de carne y hueso, o si se trata más bien de uno de sus personajes de ficción. Imposible por lo anterior y porque todo en ella fue inusual; siempre marginal, pero paradójicamente extraordinario. Por ejemplo: un día lee en el diario la convocatoria de la primera edición de un concurso de nueva novela, se fija en los nombres del jurado, le inspiran confianza y acto seguido se sienta frente a su máquina de escribir. En dos meses escribe Las primas. El jurado abre el sobre que contiene el nombre real del seudónimo ganador del concurso Nueva novela: Aurora Venturini. Pero hay un dato más, sobre el que dudan: según la fecha de nacimiento, esta mujer tiene 85 años. La primera edición del concurso Nueva novela es para una mujer de 85 años. Y para un mundo sórdido, grotesco, surreal, el de Las primas. Porque las mujeres, también, son monstruos, parece que dice Aurora Venturini en la voz de Yuna, que es quien ve y cuenta la bestialidad emocional y física de su familia, de su madre, sus tías, su hermana, sus primas. Lo hace sin el disimulo de ningún filtro –salvo el literario, que le es cómplice– y a pesar o gracias a sus evidentes dificultades, las de ella y las de todas las mujeres que habitan su mundo: “La palabra hablada se imbeciliza cuando es expelida por mi boca”. Y por eso escribe; y escribe a toda velocidad, sin comas ni puntos, para no cansarse. Cuando pone un punto o una coma y ni se diga un punto y coma, tiene que parar. Y se lo advierte al lector. De no ser por esta dificultad expresa, las mujeres de Las primas serían imposibles de digerir; de no ser por esta dificultad no provocarían, al lado del espanto, ternura y compasión. Una paradoja. Ahí su genialidad.

    Ficha técnica

    “Ya dije que por dentro de mi psiquis sabía detalles y formas, que era muy distinta a la boba de afuera que hablaba sin punto ni coma porque si ponía punto o coma perdía la palabra hablada.”

    “Pero adiviné que el alma sería semejante a una sábana blanca que estaba dentro del cuerpo y que cuando se manchaba las personas se volvían idiotas, mucho como Betina y un poquito como yo.”

    ”Cuando Betina daba vueltas alrededor de la mesa rumruneando, empecé a observar que arrastraba una colita que salía por la abertura del espaldar y el asiento de la silla ortopédica y me dije debe ser el alma que se le va escurriendo.”

    “Rum… rum… rum seguía arrastrando el alma que cada día notaba más larga y con lamparones grises y deduje que pronto se le caería y Betina moriría. Pero a mí no me importaba porque me daba asco.”

    “Carina me rogó que me quedara con ella ese día y esa noche hasta la mañana siguiente porque tenía miedo.”

    ”Me contó que cuando estaba en la cocina de la casa, que era como ya conté yo a mi vez, grande y solariega, venía el vecino de la otra quinta y empezaban a besarse […] y después se desnudaban por la mitad y él la apretaba y ella sabía por qué le dolió la cotorra la primera vez y le salió mucha sangre, pero no avisó a la madre que era mi tía Ingrazia. Ahora se daba cuenta de que debió avisarle porque la tía Nené le gritó loca embarazada y que la llevaría a un lugar donde la desembarazarían y además me pidió consejo. Pero yo no le dije nada porque todavía no me ubicaba en el problema. Ella me abrazó.”

    “Ya no diré que me cansan los puntos y comas porque voy a quedar ridícula y van a dejar de leerme aquellos buenos lectores que simpaticen conmigo.”

    “Todas las fatigas y penas de mi vida cayeron como chaparrón de invierno encima de la sábana que ustedes conocen y no contesté ni una palabra al horror de este guante dado vuelta que fuera cuanto expresó el infeliz, el único más infeliz que yo porque no hallaría remedio.”

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