¿Por qué la elección?

El renacimiento de la Venus negra es una obra icónica para Billie Zangewa (1973), porque como ella afirma, representa el momento de aceptación de sí misma, cuando decide vivir de acuerdo con su propia visión y convicciones, liberándose de los dictámenes y expectativas impuestas sobre la mujer en la sociedad. Este autorretrato se inspira en Sara Baartman; en la “explotación histórica del cuerpo femenino negro (como ejemplifica la historia de La Venus Hotentote) así como el descubrimiento de su poder en una reencarnación moderna,” afirma Zangewa.

El renacimiento de la Venus negra marca un período de transición en su trabajo: el referente de la mirada masculina y las relaciones sentimentales con los hombres, que venían protagonizando sus obras, dan paso a la reflexión crítica sobre cómo las mujeres se ven a sí mismas y cómo sus acciones cotidianas las empoderan y las conectan con la vida. A partir de su quehacer diario, Zangewa busca representar el “feminismo cotidiano”: las acciones realizadas por las mujeres en el entorno doméstico que, a pesar de hacer posible el funcionamiento de las sociedades, son subvaloradas o ignoradas.

Con textiles, sedas crudas con bordes irregulares e hilos, cose y borda a mano los collages que representan escenas de su vida cotidiana. La elección de materiales asociados tradicionalmente a las mujeres resulta consecuente y enfatiza su mensaje. La tela, “esta cosa con la que todos tenemos una relación diaria, a menudo es descartada por el mundo como mundana y sin importancia, al igual que el trabajo diario y mundano que hacen las mujeres para mantener un hogar, una comunidad y una sociedad”, afirma Zangewa.

Su feminismo no combativo aborda de forma amorosa los ejes temáticos de su interés: la sociopolítica en torno a los prejuicios raciales y de género, la construcción de la identidad, los diversos roles que juegan las mujeres en la sociedad y el desafío a la cosificación y explotación de la mujer negra.