¿Por qué la elección?

Lola Álvarez Bravo (1903-1993) es considerada una de las precursoras de la fotografía modernista mexicana y partícipe del renacimiento artístico y cultural del México posrevolucionario, al lado de figuras clave como Frida Kahlo, Rufino Tamayo, Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros, María Izquierdo y Tina Modotti, la emblemática fotógrafa italiana con quien compartió importantes nexos de identificación. Ante la ausencia de formación académica para las mujeres en el México de la época, tanto Modotti como Álvarez Bravo, aprenden a través de Edward Weston y Manuel Álvarez Bravo, sus respectivos maridos y muy reconocidos fotógrafos, de quienes ambas se separan y logran de manera autónoma desarrollar sus notables procesos creativos.

Lola Álvarez Bravo, no solo es reconocida como la primera mujer fotógrafa profesional, sino como la pionera del fotomontaje y el foto muralismo en México. Su producción artística de más de cincuenta años de trabajo abarca un amplio rango temático que incluye collages arquitectónicos e imágenes de la industrialización de México, fotografías de las figuras más relevantes del mundo del arte y la cultura como Carlos Fuentes, Judith Martínez Ortega, Elena Poniatowska y Frida Kahlo, y retratos femeninos: mujeres, desnudos, embarazos, maternidad.

El mayor compromiso ético de su trabajo lo centra en plasmar y dignificar la vida cotidiana de las clases menos favorecidas y marginadas de la sociedad. Esta perspectiva humanista, que traza la necesidad de una transformación social, la impulsa a exponer, a través de su fotografía, la inequidad a la que se ven abocadas las poblaciones más vulnerables, en particular la explotación femenina, realidad de la que, para ella, todos somos culpables. En ese marco, la representación del sufrimiento de la mujer, pero también de su fuerza, resulta en imágenes documentales o, como las denomina ella, crónicas de su país.