La lección de botánica, 1974
Leonor Fini
Argentina / Italia
¿Por qué la elección?
“Estoy a favor de un mundo donde haya poca o ninguna distinción de sexo”, afirmó Leonor Fini, cuya obra gira alrededor de personajes femeninos o andróginos, transgrediendo así las relaciones de poder y los roles de género establecidos por la cultura occidental.
Fini (1907 –1996), pintora, ilustradora, diseñadora y escritora se forjó como autodidacta durante sus primeros años de formación en Italia y se trasladó a París en 1931 donde conoció a personajes de la élite de la vanguardia europea de mediados del siglo XX como Jean Cocteau, Albert Camus o Georges Bataille, así como al grupo de surrealistas entre los que se encontraban André Breton, Max Ernst y Salvador Dalí. Sin embargo, y a pesar de que la estética y las temáticas de su trabajo la enmarcaban dentro de esa corriente, rechazó la etiqueta de surrealista no solo por su carácter libertario e independencia artística, sino por la misoginia de André Breton, líder del movimiento. El inconsciente, la brujería y la mitología habitan la obra de esta artista en la que las mujeres son las figuras fuertes, poderosas, eróticas, sexuales y dominantes, mientras que la figura masculina resulta pasiva y andrógina.
Así, en obra como Esfinge Amalburga, o Deidad ctónica velando por el sueño de un joven, esfinges contemplan el sueño y el cuerpo de hombres desnudos, tendidos a su lado o en sus brazos, en lo que pareciera ser una representación de control femenino. Pero, en obras como La lección de botánica, Date prisa, date prisa, mis muñecas están esperando, La fiesta secreta o Entre dos, el hombre sale completamente de escena y se imponen la autonomía, la seguridad, la erotización y la sexualidad de la mujer sin tabús. La subversión de los roles de género manifiesta en la obra de Fini es aplastante: ellos son inertes, vulnerables, objetos de deseo y andróginos. Ellas son esfinges, diosas, mujeres empoderadas y también andróginas. Esa “poca o ninguna distinción de sexo” en la que creía la artista quedó fijada en una obra en la que los límites entre lo masculino y lo femenino se desdibujan.
Ficha técnica
Sphinx Amalburga, 1942
