¿Por qué la elección?

Porque las esculturas e instalaciones de Doris Salcedo (1958) se originan en la escucha atenta y profunda a las víctimas en un activo y comprometido acompañamiento en su trauma y en su duelo y porque sus imágenes escultóricas nos acercan de manera inequívoca al dolor y la fragilidad de las y los sobrevivientes.

En Tabula Rasa, una mesa es astillada y luego rearmada. En su reconstrucción son visibles los miles de pedazos que la constituyen. Erguida pero rota, esa mesa, símbolo de la vida y de lo que está vivo, deja ver en su reconstrucción la real dimensión de su destrucción. Construida en homenaje a las víctimas de violencia sexual en el conflicto armado colombiano, Tabula Rasa es la imagen poética de la experiencia indescriptible de la violación.