¿Por qué la elección?

Dos semanas después de que fueran publicadas en medios masivos las denuncias al poderosísimo productor de cine Harvey Weinstein, Nina Menkes escribió The Visual Language of Oppression, un desafiante artículo en el que vincula los sistemáticos abusos sexuales en la industria del cine a la representación cinematográfica que relega a la mujer a objeto de la mirada masculina.

Años después, Menkes extiende su crítica en Brainwashed: Sex-Camera-Power, una obra que fluctúa entre el ensayo, el documental y la masterclass. Menkes formula su película como una continuación del seminal ensayo de Laura Mulvey, Placer visual. No solo apunta a la violencia simbólica que el cine ejerce sobre las mujeres, sino que va más allá: revela cómo esa representación simbólica tiene consecuencias materiales en una estructura de opresión. Menkes evidencia que la forma en que las mujeres son filmadas afecta directamente a su discriminación laboral y crea un entorno que facilita el acoso y el abuso sexual en la industria. En otras palabras, el abuso sexual en el campo del cine es la práctica de una ideología constituida por las películas.

No solo los guiones son sexistas al retratar frecuentemente a las mujeres como figuras decorativas, sino que la forma en que son encuadradas perpetúa posiciones de poder. Aquí radica un salto cualitativo en su obra respecto al trabajo de Mulvey: el asunto del poder no es solo temático, sino también formal y técnico. Estas técnicas cinematográficas han creado un apetito constante por el cuerpo femenino, convirtiendo así a la cámara en una entidad depredadora.