¿Por qué la elección?

La Città Delle Donne comienza y termina en un viaje de tren, proponiendo una circularidad narrativa que concluye mostrando que todo lo presenciado forma parte del mundo onírico del personaje principal o, quizás, del mismo Fellini. Después de un intento fallido de seducción a una pasajera del tren en el que viaja, Snàporaz la persigue hasta llegar a un hotel en donde hay una convención de feministas. Cientos de mujeres reunidas pululan, corren, meditan, cantan, escuchan música, hablan por teléfono y, entre otras cosas, gritan: “Los muebles son rígidos, obtusos, masculinos. Hay que deshacerse de los muebles”.

Lo que sigue es un delirio de encuentros con personajes desopilantes. Las mujeres aprovechan la visita inesperada de este hombre infiltrado para humillarlo, reírse de él y acosarlo sexualmente. Su intención parece ser la de darle a probar de su propia medicina.

De las obras más surrealistas y autorreflexivas de Fellini, La Città Delle Donne propone una mirada crítica sobre los estereotipos que definen los roles de género. Combina, en partes iguales, una sátira sobre los excesos del feminismo con un cuestionamiento del machismo característico de su generación. Fellini parece ilustrar la confusión y la frustración en su alter ego, Marcello Mastroiani, al reconocer que los tiempos han cambiado y lo están dejando atrás.