¿Por qué la elección?

Hace unos años Carolina Moscoso, directora y protagonista de Visión nocturna, fue violada en una noche de fiesta. Le tomó mucho valor reponerse y denunciar a Gary, su violador. Aunque sabía que sería difícil, no esperaba ser tratada con tal violencia y negligencia por parte del sistema judicial y de los servicios de salud de su país. Constantemente fue re-victimizada y cuestionada, y el proceso fue finalmente archivado.

Moscoso narra estos hechos a contramano del modo en que el sistema judicial compone su relato. No hay entrevistas, tampoco un deseo de reportar “las pruebas”. Esta es una investigación de otra índole, que recurre al diario íntimo y al testimonio en primera persona para narrar el itinerario de una mujer que busca recuperar su voz. Esta es la historia de una lucha contra un sistema violento al que solo se le puede hacer contrapeso articulando la experiencia personal con la acción colectiva y política, como más tarde concluye la directora.

Visión nocturna recurre hábilmente a imágenes pobres (en el sentido político que le da Hito Steyerl). Imágenes caseras, de baja resolución, amateur, provenientes de archivos íntimos, porque entiende que experiencias traumáticas como esta requieren de cierta opacidad. A la claridad demandada por los regímenes visuales dominantes, se les opone la oscuridad de las imágenes relegadas que cuentan la historia desde el lugar de las víctimas, y que no incluyen la falsa e imposible transparencia de los hechos que impone la narrativa patriarcal judicial. Una verdadera justicia tiene que ser capaz de ver en la penumbra a la que se somete la violencia sexual. La empresa de Carolina Moscoso es justamente esta: no arrojar más de la misma luz cegadora, sino entrenar la percepción para ser capaces de ver en la oscuridad.