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  • Condiciones nerviosas, 1988

    Tsitsi Dangarembga

    Zimbabue

    ¿Por qué la elección?

    El título de Condiciones nerviosas, la primera novela de la escritora y cineasta zimbabuense Tsitsi Dangarembga, alude a las ideas de Frantz Fanon acerca de la fragilidad psicológica de los pueblos colonizados. Dicha neurosis radica en la imposibilidad de afirmarse en un lado u otro de la frontera entre la tradición y el espejismo de progreso que impone el colonialismo, además de la autodenigración y el autodesprecio que devienen de un proceso de asimilación. Así, queda claro desde el comienzo que la principal inquietud de esta novela de formación (que, como todos los relatos del subgénero, narra el paso de la infancia a la adultez) está en la conflictiva herencia cultural que dejó el saqueo europeo en África, y en especial la que dejó el imperio británico en la antigua Rodesia, hoy Zimbabue.

    Educada por misioneros anglicanos y católicos en su país, con estancias intermitentes en Inglaterra y Alemania, Dangarembga apela a su propia experiencia para construir los personajes de dos adolescentes negras que resisten de manera distinta a las presiones y violencias de un entorno tradicionalmente patriarcal, históricamente oprimido y paradójicamente desarraigado por la influencia de las élites blancas.

    La novela es narrada por Tambudzai, una joven que crece en un pauperizado asentamiento shona y que busca superarse por el camino de la asimilación, convencida de que la educación formal le asegurará un futuro. Pero este ideal se desdibuja por la ascendencia de su brillante y rebelde prima Nyasha, que cuestiona la instrucción europea y desafía la autoridad de su padre con una conducta peligrosamente autodestructiva. Contra el destino gris que les ofrecen sus madres y tías –mujeres rotas, de nervios quebradizos–, las dos primas buscan tomar las riendas de sus vidas; sin embargo, comprenden que la victimización de la que huyen no depende de la pobreza, ni de la tradición, ni de la racialización, sino que remite a una violencia antigua y universal que los hombres llevan consigo a todas partes.

    Ficha técnica

    “Creo que mi madre admiraba mi tenacidad y por eso mismo me tenía lástima. Comenzó a prepararme para la desilusión mucho antes de que yo me viera obligada a enfrentarme a ella. Para prevenirme empezó a desalentarme.”

    “Por fortuna, o quizás desafortunadamente para él, durante toda su vida le había tocado estar –como hijo mayor y varón, como uno de los primeros africanos con educación, como director, esposo y padre, como el proveedor de muchos– en posiciones que le permitían organizar como él quisiera su mundo inmediato y el contenido de éste.”

    […]

    “Solía sentirme culpable e inhumana por no poder amar a los blancos como debía. Así que era bueno ver a los jóvenes y saludables misioneros y descubrir que algunos blancos eran tan bellos como nosotros. Después de eso no me llevó mucho tiempo aprender que, de hecho, eran más bellos, y entonces pude amarlos.”

    […]

    “Matrimonio. En principio, no tenía nada contra él. En un modo abstracto, pensaba que era una idea muy buena. Pero era exasperante ver cómo siempre afloraba de una forma u otra, extendiendo sus tentáculos para sujetarme antes de que hubiera siquiera empezado a pensar en serio en él, amenazando con alterar mi vida antes de poder decir incluso que era mía.”

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