
L’Orco, 1838
George Sand
Francia
¿Por qué la elección?
Igual que su autora, la heroína de L’Orco, uno de los muchos relatos magistrales de la francesa George Sand (1804-1876), utiliza una máscara para rebelarse en contra de las inequidades de un medio dominado por la vanidad y el capricho de los hombres, y en nombre de la libertad y la belleza, tan preciadas por los artistas del período romántico. En el caso de la escritora, cuyo nombre real era Aurore Dupin, su máscara fue un seudónimo de hombre y una desafiante androginia: con ello y un gran talento se hizo espacio en el mundillo artístico parisino y plantó cara a los más famosos escritores franceses del siglo XIX, incluyendo al más misógino: Charles Baudelaire, quien la detestaba. A la mayoría los llegó a superar en popularidad y ventas como autora de novelas, contando incluso con la admiración de algunos de ellos, como Victor Hugo y Gustave Flaubert, con quien sostuvo una larga y sonada correspondencia.
La protagonista sin nombre de L’Orco, por su parte, se parapeta tras un antifaz y solo sale de noche por las calles y los canales de Venecia para acometer sus actos subversivos, que consisten en seducir muchachos austríacos y desaparecerlos como una forma de protesta por la ocupación imperial en “La Serenísima”. Los jóvenes se enamoran de la enmascarada y se suben a su góndola para ser ofrecidos al fantasma del Bucentauro, la que fuera la portentosa embarcación del Dux. Pero la perdición de aquella mujer llega justo cuando se enamora de un noble del Imperio, repitiendo así la caída de la propia ciudad que intenta liberar.
Mediante esta metonimia, Sand elabora una potente alegoría del sometimiento cruel de la belleza por la fuerza: la enmascarada veneciana es, al mismo tiempo, una mujer que se opone al dominio masculino y una ciudad que se resiste a ser ocupada, con el misterio como única defensa. Por ello increpa así a sus víctimas: “¿Sois de esos que con su amor brutal violentan a la belleza libre, o de los que se arrodillan ante la belleza cautiva y lloran con sus lágrimas?”
Ficha técnica
“De pie, en la popa, con las manos en el remo, los cabellos sueltos sobre los hombros y sus largos vestidos blancos, en desorden, abandonados al viento, parecía menos una mujer que el espíritu de los naufragios divirtiéndose sobre un mar tempestuoso.”
[…]
“Es necesario que yo devore o que sea devorada. Todo hombre de tu país que me ame y al cual yo no corresponda, muere. Mientras no ame a uno, viviré y haré morir, Y si yo amo a uno, moriré. Es mi destino.”
[…]
“Es el Bucentauro. Él es el que se ha tragado a tus compatriotas. Estaban aquí, en este mismo lugar, a estas mismas horas, sentados al lado mío, en esta góndola. El navío se acercó del mismo modo que ahora. Una voz me ha gritado: «¿Quién vive?» He respondido: «¡Austria!». La voz me ha gritado: «¿Odias o amas?» He respondido: «¡Odio!» Y la voz me ha dicho: «¡Vive!» Luego el navío ha pasado sobre la góndola, se ha tragado a tus compatriotas y me ha llevado en triunfo sobre las aguas.”