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  • La Casa del Sano Placer, 1989

    Alicia Yánez Cossío

    Ecuador

    ¿Por qué la elección?

    La obra más representativa del realismo mágico en la literatura ecuatoriana es, con toda seguridad, la de Alicia Yánez Cossío (1928); pero quizá por haber sido escrita lejos de los epicentros del boom latinoamericano y porque en su tiempo la calidad de sus libros se midió siempre por referencia a otros autores –antes de ganar su primer premio de novela, Yánez era una desconocida profesora y ama de casa que escribía en soledad, por lo que algunos críticos suspicaces dudaron de la suficiencia de su pluma–, su nombre no acaba de traspasar las fronteras de su país, perpetuando el carácter más o menos secreto de una obra narrativa que, sin duda, es precursora de una mirada específicamente femenina de la realidad latinoamericana hacia el tercer cuarto del siglo XX.

    El aire adelantado de Yánez encuentra un ejemplo notable en su novela La Casa del Sano Placer, que retoma el lugar común del prostíbulo de pueblo para despojarlo del romanticismo con el que muchos autores hacen gala de su espíritu bohemio y convertirlo, en cambio, en un espacio donde se ponen en juego preguntas cruciales y complejos dilemas en torno a la libertad individual, la dignidad de las mujeres, el matrimonio, la monogamia, la división heteronormada de los géneros y el tabú del sexo en las sociedades rurales católicas y conservadoras de los Andes.

    Mezclando la voz omnisciente con una polifonía de dimes y diretes de pueblo chico (enunciados con un “que” irresponsable: “que ella…”, “que aquél…”), la novela narra el fracaso de un experimento llevado a cabo por doña Rita Benavides, hija rebelde de la familia más poderosa de su pueblo, especie de Bovary criolla que, no obstante su intención de dignificar el trabajo sexual creando una “escuela de hetairas”, es incapaz de sacudirse de los prejuicios propios de su clase, tan proclive al racismo y la aporofobia, por lo que su proyecto intelectual da al traste con la imposibilidad de sentir amor y compasión real por las mujeres que pretende empoderar.

    Ficha técnica

    “Que por lo pronto, consideraba que era un absurdo el que la humanidad estuviera dividida en dos géneros: el masculino y el femenino. Que la división no correspondía a las realidades de la vida. (…) Que eso de la división de los sexos no era nada nuevo porque los griegos admitían que en el origen del mundo existieron tres: el masculino, el femenino y el andrógino.”

    […]

    “Que no lo hacía por fines moralizantes sino para demostrar las equivocaciones de la vida. Que comerciaban con su cuerpo por la sencilla razón de que tenían que comer y subsistir, y que aun así eran explotadas. Que eran ni más ni menos que los flagelados cristos de la carne y en ellas se prolongaba la nefasta época de los esclavos.”

    […]

    “Que estando como están los tiempos, se debía enseñar a las mujeres la manera, el gesto y las palabras para desarmar a los falócratas y dejarlos con la boca abierta.”

    […]

    “Que instalaría una casa decente para el ejercicio de las funciones desacreditadas a través de los siglos, no tanto como se venía diciendo y considerando por la moral y las buenas costumbres, sino por el secretismo, por la explotación inmisericorde de mujeres pobres e ignorantes como las que había visto en Los Jazmines, por la falta de higiene, por la ausencia de principios y por la desmedida ambición de los que no trabajan y viven del trabajo de los otros.”

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