¿Por qué la elección?

El sentimiento de rebelión y empatía que produce en Hayv Kahraman (1981) el sufrimiento que han dejado las diversas situaciones de barbarie en las mujeres en Oriente Medio impulsan su trabajo, cuyo centro es la figura femenina. La inhumanidad, la desigualdad y los horrores de los asesinatos de honor y guerra, así como también el sometimiento cotidiano al que se abocan en la vida doméstica, son temas centrales en el marco general de su obra, que incluye también la memoria, la identidad y el exilio.

La artista iraquí, hoy residente en los Estados Unidos, huye de Irak a los diez años, se instala en Suecia y posteriormente estudia diseño gráfico en Italia. Su producción artística, como es común en quienes hacen parte de las diásporas, es una fusión de estilos que incluye el renacimiento italiano, ilustraciones japonesas y miniaturas persas, y la imagen única y repetida de la figura femenina, que habita el grueso de sus obras y es construida a partir de su propia imagen. Kahraman afirma que la producción de su obra en papel, a la que califica como intensamente violenta, responde a un periodo de vivencias dentro de una relación físicamente abusiva y que en virtud de la empatía que sentía al oír las historias de violencia contra las mujeres en Irak, logró consolidar un proceso catártico que tradujo en pinturas.

Así surgen obras como Honor Killing en la que representa las mujeres que se ahorcaban o eran ahorcadas por sus padres o hermanos tras quedar embarazadas producto de una violación, dice la artista. Pero para Kahraman la opresión femenina trasciende estos actos de violencia y el contexto de oscuridad y devastación de la guerra, y en la serie titulada Marionetas domesticadas, discute el estilo de vida del inagotable barrer, planchar y lavar y se rebela en contra de que las mujeres en la vida doméstica pongan su destino en manos de quien controla y moviliza las cuerdas.